BOLEROS CHETUMALEÑOS, SIN APOYOS, NI CLIENTES

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SANTIAGO URBINA.-

La situación económica si que pega en todos los sectores sociales tal es el caso de nuestros amigos lustradores de calzado o mejor conocidos como los boleros.

Realizando un recorrido por la zona del mercado Altamirano de la capital del estado, notamos qué de al menos 10 sillas para lustrar calzados, 9 se encontraban vacías.

Al acercarnos logramos platicar con nuestro amigo bolero Gabriel Poot, quién nos comentó que el es originario del estado de Campeche y desde hace 30 años se dedica a darles grasa a sus clientes aquí en Chetumal.

«está muy dura la situación para todos»- platica don Gaby-, antes había más chamba, los valores eran diferentes los caballeros usaban calzado de piel, hoy todo es chino o sintético, zapatos baratos y desechables, antes un zapato te duraba hasta tres años, nosotros mismos cambiabamos suelas y tacones y nos redituaba mejores ingresos, no te miento hacé apenas unos 10 años, aquí mismo atendía yo solo hasta 40 clientes al día, hoy no me lo preguntas pero no llegamos a 10, somos 15 boleros establecidos hoy sólo vinieron 10, no alcanza para todos, y con decirte qué la boleada les cuesta 20 pesitos nada más, a duras penas sacamos para nuestra materia prima, a parte pagamos nuestros impuestos de 130 pesos mensuales cada uno, no tenemos apoyos como en otros estados, no vamos lejos en Yucatán la labor de lustradores de calzado se cataloga cómo arte, los boleros reciben sus pequeños apoyos qué aquí no existen, le contaré qué en 30 años solamente una ocasión recibimos apoyos, y fué hace poquito cuándo Luis Torres Llanes, fué Presidente Municipal, vino aquí y nos regalo a cada uno de los 15 boleros establecidos una silla equipada y con todo y su cubre sol, la verdad se ven bonitos bien enfilados, solo faltan los clientes, vengan amigos chetumaleños, aquí los esperamos, prometemos dejarles muy hermosos sus zapatos por muy gastaditos que vengan concluyó el amigo Gaby, no sin antes bendecir a la ciudad de Chetumal de la cuál se siente orgulloso por haberlo adoptado cómo un hijo más.




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