Una facultad que previamente estaba reservada a confesores que tuvieran un estatus especial y que debía realizarse con el permiso de un obispo o del mismo Pontífice.
El Papa hizo el anuncio este lunes, en una carta apostólica tras la clausura litúrgica, el domingo, del Jubileo o Año Santo de la Misericordia, que observa la fe católica y que inició en diciembre de 2015.
«Entrego de aquí en adelante a todos los sacerdotes, en virtud de su ministerio, la facultad de absolver a aquellos que han cometido el pecado de procurar un aborto», señaló el Papa.
La Iglesia católica considera el aborto como un pecado grave ya que implica que se «termina con una vida inocente», en palabras del Papa mismo.
Como tal, lleva inmediatamente a la excomunión de aquellos que lo deciden o lo practican, desde la mujer que termina su embarazo hasta el personal médico que la asiste.
Y hasta ahora, esa exclusión se mantenían hasta tanto un confesor especial pudiera dar la absolución.
Al menos en gran parte del mundo: en algunas diócesis de países desarrollados, como Estados Unidos y Reino Unido, los obispos habían delegado esta potestad en los sacerdotes de las distintas parroquias.
