DILEMA PARA LOS GUARURAS DE CARLOS JOAQUÍN CUIDARLO ANTE LA CONFIANZA DE ESTE CON LA GENTE

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Por José Atila Hernández Ruiz
Acostumbrados como están a hacer lo que hacían en el pasado y hacen otros en otros lugares, los “guaruras” que cuidan al gobernador Carlos Joaquín González no saben ni qué hacer cuando este, rompiendo todo formulismo y costumbre, se mezcla entre la gente al estar pronunciando algún discurso o realizando alguna gira.
Esos guardaespaldas que en gobiernos como el de Roberto Borge Angulo tenían como consigna impedirle a la gente que se le acercara al gobernador, incluso maltratándola y hasta golpeándola, ahora no saben si hacer lo mismo cuando Joaquín González se acerca a la gente sin ningún miedo ni asco.
Y es que en lugares como Quintana Roo, al menos la gente que es de aquí, no tiene la intención de matar o de hacerle algún daño al gobernador más que de pedirle algo, plantearle algún problema o hacerle alguna propuesta, saludarlo a tomarse una foto con él.
Por esa razón se ve innecesaria la actitud que a veces adoptan estos guardaespaldas al querer impedirle a la gente que se acerque al gobernador cuando es este el que con sencillez y amabilidad se acerca a ella.
Esto de los “guaruras” se hizo presente entre los gobernadores de Quintana Roo a partir de los tiempos de Mario Villanueva Madrid porque con los tres anteriores -Jesús Martínez Ross Pedro Joaquín Coldwell y Miguel Borge Martin- no se usaban. Incluso a estos se les veía caminar por las calles, montar bicicleta o correr por el bulevar.
En esos tiempos era fácil hablar con los gobernantes. Tan fácil que quien esto escribe recuerda una anécdota cuando una señora se encontró en la calle a Jesús Martínez Ross y le dijo que si le podría dar una audiencia. “De una vez dime lo que quieras –le contesto don chucho-. Para que vas a esperar a que te de una audiencia”.
La señora lo que quería era que se le diera un terreno para vivir y ahí mismo el gobernador le ordeno al entonces Director Estatal de Catastro, coincidentemente Miguel Borge Martin, quien años mas tarde llegaría a ser el tercer gobernador electo del Estado, que atendiera la petición.
Así eran las cosas en el pasado. Y así quizá las quiere hacer Carlos Joaquín González. Entonces que sus guardaespaldas no se lo impidan.




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